Otros mundos: Marruecos Cap. 1

Marruecos es uno de esos destinos turísticos que horrorizan a unos y cautivan a otros. En mi caso, no solo me ha cautivado sino que he repetido, por ello parte de la decoración de mi casa tiene toques “morunos”. En un primer viaje hice una ruta clásica, pero no por eso menos impresionante: Marrakech – Ouarzazate – Merzouga (noche en desierto) – Marrakech – Essaouira – Marrakech.

La plaza de Yamaah el Fna de Marrakech hay que visitarla al menos una vez en la vida, solo es necesario tener la mente algo abierta para apreciar lo grandioso de sus gentes, porque lo impresionante de esa plaza es eso, su gente: los naranjeros, los encantadores de serpientes, los comerciantes, los cuentacuentos, los niños, los adultos escuchando atentamente a los cuentacuentos,...

Realmente me impresionaron. Se te olvidan dos bolsas en el suelo, en plena plaza, llenas de regalos, vuelves a la media hora, después de tomar unos pinchos morunos ¡y allí siguen las bolsas! Intentas volver al Riad en el que estás alojado, te pierdes por las callejuelas oscuras, dando vueltas sin saber dónde estás y con las amigas al borde de un ataque de nervios, y un par de chavales que -todo sea dicho- levantaban ciertas sospechas en un principio, no solo se ofrecen a guiarnos hasta el hospedaje, sino que además no nos aceptan la propina. Ese es el Marruecos que me cautivó. Su gente.

Por no hablar de las maravillas que esconden muchas de sus ciudades. Donde menos lo esperas, en una callejuela cualquiera, tras una pared encalada cualquiera, lugares de verdadero ensueño. Palacetes repletos de tallas en piedra y madera, forjas preciosas, telas de vivos colores, lámparas de Aladín, amables sonrisas. Puro “lujo marroquí” llamo yo a esto.

Dejando atrás el tumulto de la ciudad, dirección al desierto, te encuentras preso en las deficientes carreteras y pistas de tierra, el aire acondicionado de la furgoneta estropeado y con polvo hasta las orejas. Pero con la tranquilidad de haber contratado a un guía que sabe lo que hace y que se adapta a lo que le pides.

Haciendo escala llegamos a una Kasbah que habíamos localizado por internet cerca de Ouarzazate ¡Bendito TrypAdvisor! Que preciosidad de lugar. www.kasbahitran.com , una antigua fortaleza bereber ubicada en un cerro, en medio de un huerto. Aquí el lujo es de otro tipo, es el lujo de dormir bajo techos de adobe en colchones de lana. El lujo de cenar bajo las estrellas uno de los mejores tagines que he comido en mi vida. El lujo de desayunar en su terraza-jaima con vistas al huerto y al castillo en ruinas de Kelaa Mgouna. El lujo de una atención perfecta. Una experiencia solo superable por lo que nos esperaba más tarde y que os contaré en otro post.

Aquí tienes decoración comprada en Marruecos. Recuerda que si compras la casa, todo esto puede ser tuyo.
Jarrón del Atlas, sombrero de campesino, sillas bereber, farol de forja, mesa de té de bronce y alfombra 

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